Redacción || 5 de mayo de 2022

La escritora marteña y colaboradora de VIVIR MARTOS, Trini Pestaña, resultó ganadora sel VIII Certamen de Microrrelatos de la XXIII Edición de Vallecas Calle del Libro por su trabajo «Las cosas del querer». 

El jurado del Certamen de Microrrelatos Vallecas Calle del Libro no lo ha tenido fácil un año más. Los cerca de 200 participantes de todas las edades que enviaron sus relatos han mostrado —según el jurado— un altísimo nivel, lo que ha complicado la elección de los cinco finalistas.

La jornada para los cinco elegidos como finalistas del certamen de esta VIII edición fue intensa pero suculenta. Empezó con la invitación a conocer el barrio y disfrutar de una comida en el Restaurante Cruz Blanca Vallecas. El chef Antonio Cosmen atendió una vez más la solicitud de Vallecas Calle del Libro para ofrecer, en forma de premio, su suculento Mejor Cocido Madrileño de España a los finalistas y miembros del jurado en su terraza climatizada.

El acto de entrega de premio se celebró posteriormente en la Librería Muga, donde Luis Miguel Morales, portavoz del jurado, hizo público el nombre de los ganadores, anunciando que en la categoría de menores de 16 años de edad la ganadora era la joven vallecana Julia Godoy Vicente por su relato “Estereotipo”. En la categoría absoluta, el primer premio fue para Trini Pestaña Yáñez (“Las cosas del querer”) que vino para recibirlo desde su lugar de residencia en Martos (Jaén); el segundo clasificado Ernesto Ortega Garrido (“El amor según Hawking”); y como finalistas por orden alfabético Alberto Jesús Vargas Yáñez (“Reality”), Manuel Rutete Caba (“Cena íntima”) y María Sergia Martín González (“Una vez es sí. Dos, no”). Todos los finalistas recibieron un paquete de libros y un vale canjeable por productos en la propia Librería Muga.

“Las cosas del querer” (Trini Pestaña Yáñez, ganadora)
Ya tienes suficientes garbanzos para un buen cocido —dice Manolo guiñándome un ojo. Es verdad, hoy estoy en racha— le respondo. Aunque debo reconocer que el parchís siempre se me ha dado muy bien. Lástima que en el Centro de Mayores no permitan que juguemos con dinero –tercia Antonio, tan fanático como yo del parchís. Teodoro me pide la revancha. Lo siento, Teo -me excuso- es que he quedado con mi hija. Ellos explotan en carcajadas, pues de sobra saben que estoy mintiendo. Yo ignoro sus risas, me apresuro a recoger los garbanzos, los meto en una bolsita, y salgo a la calle. Dolores, viuda y con tres nietos adolescentes a su cargo desde que su hija les abandonó por la droga, me está esperando en la puerta del Centro de Mayores. Me mira, me sonríe y yo me derrito. Hace tiempo que sabe que la amo, pero ella insiste en que nuestra relación sea meramente comercial. La forma más elegante que ha encontrado para decirme que no me corresponde. Yo le entrego la bolsita de los garbanzos y ella, aun sabiendo que no fumo, me alarga tres cigarrillos que le sisa a su nieto mayor.