Marmolejo, 1 de marzo de 2024.

La Casa de la Juventud de Marmolejo acogía un Taller de reciclaje de papel para niños en el que conocieron el proceso de reciclado del papel con el objetivo de concienciar a los más pequeños de la importancia de reciclar y hacer un buen uso de los materiales.

El grupo de medioambiente Guadalquivir, en colaboración con el Ayuntamiento de la localidad, organizaba esta jornada que pretendía dar una segunda vida a los residuos de papel.

Al igual que el reciclaje de cartón, el reciclaje de papel es muy sencillo. En efecto, el papel está hecho de fibras vegetales, generalmente obtenidas de la madera. Llamadas celulosas, estas fibras son biodegradables, reciclables y no perjudiciales ni para la salud ni para el medio ambiente.

Dar a conocer el proceso a los más jóvenes, podía considerarse una forma de contribuir a las generaciones futuras a reutilizar y preservar así el entorno y el medioambiente.

El contenedor azul es uno de los más fácil de usar. En la actualidad, hay aproximadamente un contenedor azul por cada 215 personas. Está destinado exclusivamente para papel y cartón. Todo el papel de nuestra vida cotidiana se puede clasificar y reciclar, incluso el papel viejo arrugado o rasgado, siempre y cuando estén libres de restos.

El proceso de reciclaje de papel que se llevó a cabo en la Casa de la Juventud, consistió en cortar el papel en trozos pequeños, echarlos en el recipiente y añadir el doble de agua caliente que de papel, dejarlos en remojo un rato para que absorban bien el agua, mezclar todo bien y triturarlo con la batidora para conseguir una pasta. Cuando la pasta de papel estuvo lista, fue escurrida y aclarada con agua fría y repetir el escurrido. Posteriormente la masa se extendió y tras el alisado y eliminación del exceso de agua, se dejó secar, creando así un nuevo folio de papel reciclado casero.

La fabricación sostenible de papel reciclado no sólo le da una segunda vida, sino que también consume mucha menos agua y energía que la producción de papel nuevo. Según Ecoembes, la fabricación de papel reciclado consume un 62% menos de energía y un 86% menos de agua que el papel nuevo, y así lo aprendieron los jóvenes de marmolejo que participaron en el taller.