El procesado, de 31 años, ha relatado entre lágrimas que la víctima —pareja de la madre de su expareja, una menor de edad— lo venía acosando desde que finalizó dicha relación, lo que le provocaba “una ansiedad insoportable”. Ha contado que decidió acudir aquel 23 de junio de 2022 a hablar con el padre de la menor para tratar de resolver los conflictos con su entorno. Para ello, tomó un cuchillo de la manta de cocina que usaba en su trabajo, al considerar que se dirigía a una zona “peligrosa”.

Según su versión, tras una conversación sin incidentes con el padre de su expareja, la víctima apareció de forma repentina y lo agredió. El acusado sostiene que el joven sacó una navaja y que, durante el forcejeo, él acabó clavándole el cuchillo sin ser plenamente consciente de cómo sucedió. “Abrí los ojos, me vi la mano ensangrentada y tiré el cuchillo”, ha declarado ante los seis mujeres y cinco hombres que integran el jurado.

Asegura que nunca tuvo intención de herir ni de matar. “Ojalá pudiera cambiarme por él”, ha dicho, afirmando que su vida desde entonces es “una pesadilla” y que necesita medicación para sobrellevar la ansiedad.

Tras la agresión, la víctima fue trasladada al Hospital Alto Guadalquivir, donde falleció a causa de una herida en el corazón que le provocó un shock hemorrágico-hipovolémico. El acusado huyó del lugar y fue detenido por la Policía Judicial horas después en el domicilio de sus padres, donde no opuso resistencia. Estuvo en prisión provisional durante seis meses.

El Ministerio Fiscal solicita una condena de 14 años de cárcel por un delito de asesinato, además de una indemnización de 180.000 euros para cada progenitor del fallecido. La acusación particular eleva la petición a 25 años de prisión. El juicio continuará este martes con la declaración de testigos y peritos.