Pocas mejoras para Andrés en el inicio de curso

La familia del alumno del CEIP Miguel de Cervantes que pedía adaptadores y otros instrumentos afirma que los recibidos no son de su talla

Redacción || 13 de septiembre de 2024

Andrés es un niño de 9 años con una enfermedad poco frecuente que se ha venido agravando en los últimos meses. El colegio Miguel de Cervantes de Lopera cuenta con dos maestros especialistas de Pedagogía Terapéutica, uno a tiempo completo y otro a tiempo parcial. Una atención que ni la familia, ni la comunidad educativa, ni las cerca de mil personas que este verano apoyaron a Andrés y su familia en una manifestación en Lopera, consideraban suficientes para atender a este alumno de primaria. La familia también solicitaba a la delegación una grúa para movilizar al pequeño, una camilla para su aseo y un adaptador para los inodoros del colegio, algo que, una vez iniciado el nuevo curso, ha recibido, además de un casco, pero ninguno de estos enseres es de la talla de Andrés, por lo que ha iniciado un nuevo curso «sin que hayan cubierto sus necesidades», afirmaba Esther Gutiérrez, madre de Andrés.

Como respuesta a la solicitud de un monitor más para que atienda a Andrés, la delegación de educación ha ampliado las horas en el contrato del segundo maestro de PT, algo que la comunidad considera insuficiente por la alta demanda de este alumno y porque en esas 25 horas lectivas, no solo tiene que atender a Andrés, si no a todo el alumnado del centro que lo requiera.

La familia de este niño se ha reunido con la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía en Jaén para transmitirle su situación, y es que la enfermedad de Andrés «le produce varias crisis diarias que hace que se desplome, por lo que es necesario que tenga atención constante para evitar caídas», afirma la madre. Caídas que ya se han producido durante el curso anterior y que han provocado al alumno esguinces de tobillo y rodilla además de una fisura ósea. Cerca de 5.000 firmas ha recogido esta familia para apoyar su petición de conseguir un monitor específico para Andrés, demanda que no llega y la única alternativa que tiene la familia es trasladar a su hijo a otro centro adaptado a sus necesidades, sin embargo, el traslado de su expediente supondría un desplazamiento diario de más de media hora a Jaén o de 45 minutos a Linares desde su localidad, Lopera, donde su colegio y su casa se encuentran a una distancia de 200 metros.

Esther y Francisco, padres de Andrés, continúan en su lucha de seguir pidiendo las herramientas oportunas que garanticen la seguridad de su hijo durante este curso recién iniciado y que «ha empezado prácticamente como acabó el anterior», afirmaba Esther.

En unos días Andrés cumplirá 10 años y espera recibir, no un regalo de cumpleaños, sino ver satisfechas sus necesidades.

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