Redacción || 20 de noviembre de 2020

Todos los ciudadanos sufrimos las consecuencia de la pandemia que actualmente padecemos, un problema sanitario que está causando un enorme dolor a la ciudadanía que cae enferma, pierde a alguno de sus seres queridos o ve disminuidos brutalmente sus ingresos a causa de las limitaciones de movilidad impuestas para reducir los contagios. No obstante, este periodo que está sacudiendo los cimientos de nuestra sociedad tiene algunos aspectos que podrían resultar positivos cuando pase todo y nos encontremos con un mundo que ha cambiado muchísimo.

Las Tecnologías de la Información, por ejemplo, han dado un salto gigantesco en su proceso de implantación, aunque la brecha digital existe y hay un alto porcentaje de personas que no han podido teletrabajar o seguir sus clases on line porque no disponen de los recursos necesarios; muchos comercios y negocios de hostelería han buscado salidas con la venta on line o a domicilio, pero no todos disponían de las infraestructuras necesarias para ello; es evidente, en fin, que el COVID 19 ha cambiado nuestra sociedad, pero no todos pueden adaptarse con éxito a este cambio.

Esto nos lleva a la conclusión de que es imprescindible incorporar los cambios citados, pero hay que evitar que algunos se queden atrás, lo que implica el diseño de una serie de apoyos y ayudas que permitan salir adelante a comerciantes, artistas, autónomos, empresarios de hostelería, alumnado de distintos niveles de enseñanza, etc., con el fin de que la solidaridad subsane las carencias y déficits que muchos sufren y solos no podrían superar.