En los últimos días de marzo se han multiplicado los actos, manifiestos y reivindicaciones de las zonas de España que han quedado casi deshabitadas en los últimos cincuenta años. La lectura de un manifiesto delante del Congreso de los Diputados –“Jaén merece más” era una de las asociaciones presentes- y el toque luctuoso de campanas en Madrid y en los pueblos casi vacíos pusieron sonido a los actos llevados a cabo en calles y plazas. Se pide atención, infraestructuras, internet, mejoras fiscales, regulación legal del teletrabajo, etc., para promocionar a los pueblos -o términos municipales- que perdieron sus habitantes a causa de la emigración o el descenso de la natalidad. En el caso concreto de Torredonjimeno, el núcleo urbano perdió miles de vecinos, pero para los cortijos del término el hecho fue peor porque en pocos años desaparecieron todos sus habitantes. Hoy los trabajadores van y vienen al campo en motos o coches, pero los cortijos tienen un futuro prometedor por delante: su conversión en casas rurales para el turismo, casas que se cuentan en nuestro término con los dedos de una mano hoy. En cuanto a sus posibilidades, valga un dato de estos días: desde hace semanas están todas las casas rurales de las provincias de la campiña olivarera alquiladas para estas fechas y casi todas para festivos de cara al resto del año. Una opción de emprendimiento prometedora, sin duda.